Todavía existe la falsa creencia de que los discursos oficiales o las exposiciones ante subordinados han de ser serias para ser efectivas. Nada más lejos de la realidad. Cuanto más ameno sea nuestro speech, más fácil  será asimilado por el oyente. La distancia más corta entre dos personas es la onda alfa que se produce con una risa compartida.

Las exposiciones o discursos tienen la efectividad supeditada ante los pequeños detalles, amén de una buena preparación del contenido, claro. Pero controlando ciertos factores personales y ambientales será muy fácil encontrar el punto distendido para que el oyente asimile la información y, lo importante: lo haga con ganas.